miércoles, 18 de mayo de 2011

La primera caricia

Se separó lentamente, alejándose, dejando atrás la humedad, recuperando la respiración.. Pero antes de terminar de inspirar sintió de nuevo esa atracción, propia de un imán, y le volvió a besar. Suave, cálido... Después de cada beso pensaba que nunca se cansaría de eso: de sentir sus manos en las mejillas, de sus labios cálidos. Adoraba los besos lentos, eternos, hacían que perdiera la cabeza, sentía vértigo, un leve mareo que la desconcertaba unos instantes y después la situaba de nuevo con los pies en la Tierra.
Le miró a los ojos y se perdió un momento, imaginando paisajes infinitos de ese verde oscuro mezclado con ramas de color chocolate, los dos tumbados en el prado, mirando al cielo y acariciándose el pelo.
- Eres preciosa.
Sintió cómo su cara enrojecía y las palabras se quedaban atascadas en su garganta.
Él sonrió cerrando los ojos, y Elisa acarició uno de sus párpados con la punta de los dedos, lentamente, y le volvió a besar.

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